Sírvase un trago —sólo uno—, conozca los distintos puntos de vista y forje su opinión. A favor o en contra. Es lo de menos. Lo único que no se vale es guardar silencio. ¡Salud por la libertad!
¿Dilema ético o resbalón etílico? No lo sabemos. Lo cierto es que el affaire entre Carmen Aristegui, MVS y Los Pinos pone en evidencia, una vez más, la fragilidad de la libertad de expresión en México.
Y basta estar un poco sobrio para entender la dimensión de lo mucho que está en juego.
¿Existe esa libertad cuando se le arrebata al ciudadano o al periodista el legítimo derecho de cuestionar sobre asuntos del interés público? Eso es ético.
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